TIC y Educación – Mito y Razón: Más que repartir computadoras…
Hoy estuve en una escuela de la Ciudad de Buenos Aires que espera ansiosa la llegada de las netbooks del Plan Sarmiento.
Charla amena de docente a docente, con la directora de la escuela se fue desarrollando una diversidad de sensaciones y sentimientos: todos los que se vivencian cuando algo irrumpe en la geografía y el tiempo escolar. De la incertidumbre a la esperanza, de la incredulidad al miedo, de la duda al escepticismo…
Durante la charla, uno de los mayores interrogantes de la docente: ¿Cuál será el verdadero uso de las más de 250 notebooks que llegarán en pocos días a su escuela? Teniendo en cuenta la “insuficiente capacitación dada a los docentes para su uso educativo”(sic).
El año que viene, según el cronograma oficial, para esta misma época ya estarán distribuidas las casi 180.000 netbooks en todas las escuelas primarias públicas de la Ciudad.
Hay
consenso generalizado en señalar que la calidad de la educación es una
de las herramientas para el desarrollo económico y social. Resultados de las pruebas PISA
demuestran que varios países de Latinoamérica están por debajo del
umbral deseado: solo uno de cada ocho alumnos de esa región del planeta
logra puntajes superiores al promedio de los obtenidos en países
desarrollados en las mismas pruebas. Uno de los tantos problemas (quizás el más grave): la comprensión lectora (tal
vez sea adecuado ver qué se evalúa en esta prueba y cuál es el modelo
de lector competente necesario para que los jóvenes puedan desenvolverse
en el mundo actual).
En
verdad las escuelas no son “vírgenes” en términos de tecnología
informática. Hace más de 25 años que se vienen sucediendo acciones
educativas en torno a ellas y desde hace un poco más 15 años irrumpió,
por primera vez masivamente, en forma de “gabinetes” (que por cierto
para muchos no han cumplido con las expectativas generadas en su
momento).
Desde
el comienzo de la popularización de la “PC” algunos creyeron que la
solución a varios de los desafíos de la educación –entre ellos el de la
calidad– estaba de la mano de la incorporación masiva de este elemento.
Como adelantamos, la primera inversión fue en laboratorios en cada
escuela, con algunas variantes promisorias como la “PC en el aula” (una o
más pc para uso de los chicos durante las clases) o el “aula en red”
(un aula con pc para cada alumno conectadas en red). Desde fines de los
noventa se incorpora la conexión a Internet y los portales web. En los
últimos años, varios países latinoamericanos, en “escala nacional”
(entre ellos Argentina) o “local”, han puesto en práctica el modelo 1 a
1: una computadora por alumno, proyecto nacido en el MIT de la mano de
Nicholas Negroponte y más ligado al acortamiento de la “brecha digital”
que a un programa educativo. Así, la convivencia cotidiana de celulares,
pcs, notebooks y otros artefactos digitales en el paisaje escolar
muestran que las TIC llegaron para quedarse. ¿Para siempre?
Si
hasta hace unos años se podía pensar que los medios digitales podían
restringirse a algunas horas semanales o a algunos campos del
conocimiento, hoy es casi imposible, poner límites a su participación en
los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Sin
embargo, hay debates educativos que no saldaron. Uno de ellos: ¿En qué
medida contribuyen a la mejora sustancial de esos procesos?
En una reciente publicación de mayo de este año, del BID, denominada “Conexiones del desarrollo: Impacto de las nuevas tecnologías de la información” muestra que un mayor acceso a las TIC es condición necesaria pero no suficiente para generar desarrollo económico.
Pasando revista a los adelantos más recientes del “mundo TIC”, emplea
métodos rigurosos para evaluar sus efectos en el bienestar de las
sociedades. Calidad de las instituciones y conjunto de normativa, así
como aptitudes y capacidades de la gente o la infraestructura física,
son fundamentales según el informe para que las TIC tengan efectos
positivos en el desarrollo. La conclusión: “antes de invertir en la
adquisición y ampliación del acceso, a los gobiernos les conviene
evaluar y fortalecer la capacidad de sus países para usarlas”.
En el capítulo dedicado a la Educación, sintomáticamente titulado “¿Moda pasajera en educación?” plantea que
“En los últimos años se ha observado una proliferación de
investigaciones de alta calidad sobre los efectos de las TIC en la
educación. Aun así, estas intervenciones están todavía sumidas en la
incertidumbre, sobre todo cuando se trata de iniciativas muy visibles
como el programa dirigido a dotar a cada estudiante con una computadora
portátil. La aplicación puede ser muy costosa y desplazar importantes
programas alternativos en los que se obtendrían buenos y mejores
resultados”.
En este
marco realiza una serie de proposiciones que debieran tomarse en cuenta
a la hora de la implementación de políticas orientadas a la
incorporación masiva de las TIC en los sistemas educativos. Entre ellas:
- “Pequeños pasos en lugar de grandes saltos”: dada su irreversibilidad, los elevados costos iniciales, el desconocimiento de sus repercusiones y la limitada capacidad de los gobiernos para gestionar estas intervenciones complejas, sería razonable proceder gradualmente con estas iniciativas para aprender de la experiencia, evaluar los resultados generados y modificar decisiones a la luz de la nueva información.
- “Distribuir computadoras es solo una parte”: un mayor acceso a las computadoras por sí solo produce pocos resultados. Los insumos complementarios como otros necesarios equipos, software adecuado, acceso a la electricidad, amplia conectividad a Internet por Wi-Fi, capacitación de docentes y respaldo técnico y pedagógico son fundamentales. En este ítem hay que incluir el proceso de reposición de equipos por mal uso, fallas, pérdidas o robos que en el Plan Ceibal de Uruguay, por ejemplo, ronda el 15% anual del total de netbooks entregadas. El informe confirma, no obstante, que una y otra vez los países tienden a concentrar todos los recursos en un solo objetivo y se dedican a distribuir computadoras olvidándose del resto.
- “Alfabetización digital más allá de la escuela”: en un plano menos “escolarizado” asegura que ciertas aplicaciones de las TIC pueden producir resultados sumamente positivos en el desarrollo social y productivo, por lo que es razonable que los gobiernos canalicen el acceso inicial a las computadoras hacia usos más promisorios como los evidentes efectos positivos que tiene el desarrollo de destrezas en materia de TIC y las mejoras salariales que eventualmente pueden lograr en el mercado laboral los trabajadores que adquieren estas destrezas.
- “Es la capacitación docente, estúpido!”: En todos los casos la capacitación de los docentes es decisiva. En consecuencia, debe darse prioridad a la planificación cuidadosa de las acciones y contar con fondos suficientes para financiar la capacitación de los maestros a largo plazo.
Completando
esta mirada del BID están aquellos que, sobre la base de algunas de
estas premisas, plantean que la expansión de TIC en las aulas nos dice
poco o nada respecto a cómo y para qué se las usa.
Por
otro lado, muchos de estos mismos expertos coinciden en señalar que la
brecha digital se va desplazando del “acceso” a los “usos”, y que la
nueva frontera se define por la capacidad de los usuarios de realizar
operaciones complejas, moverse en distintas plataformas y aprovechar al
máximo las posibilidades que ofrece la cultura digital. Una brecha entre
“usos pobres y restringidos” y “usos ricos y relevantes”. Concuerdan
con lo insuficiente de restringir la acción a dotar a escuelas o alumnos
con computadoras o acceso a Internet: a la imprescindible formación
inicial de los docentes y la capacitación, hay que sumarle como elemento
casi central la formulación de nuevos repertorios de prácticas que
permitan hacer usos más complejos y significativos de los medios
digitales: “Herramientas nuevas para hacer cosas nuevas”.
Ciertamente, las TIC tienen lógicas y modos de configurar el conocimiento muy diferente a los de la escuela tradicional.
Las primeras funcionan en base a la personalización, la seducción y el
involucramiento personal y emocional, y suelen ser muy veloces y con una
interacción inmediata. La escuela, en cambio, es una institución basada
en el conocimiento disciplinar, más estructurada, menos exploratoria, y
con tiempos y espacios determinados de antemano, más lentos y menos
porosos.
No me extenderé mucho más en esto ya que prefiero que lean para ello “Transformarse o ser irrelevante ¿El destino de la escuela?”
Las
recomendaciones están… Un programa como el de la Ciudad que invertirá 20
millones de pesos por mes durante los próximos 5 años merece que rinda
sus frutos… Para que no ocurra lo que plantea una investigación realizada por la Universidad Pedagógica de Buenos Aires estamos a la espera de que Conectar-Igualdad y el Programa Sarmiento en Ciudad trasciendan el umbral, convirtiéndose en verdaderos programas educativos. ¿Será así?
Debido a la realidad compleja que presenta el avance lento y poco sincronizado de la nueva Ley Nacional de Educaciòn( varias provincias arg. recièn estàn escribiendo sus lineamientos curriculares jurisdiccionales) y ademàs de la cuestiòn de actualizaciòn curricular acorde a los niños y jòvenes que estudian en los diferentes Niveles Educativos, la aplicaciòn de las herramientas informàticas deberìan acompañar los procesos educativos innovadores y relevantemente atractivos para los mismos. Aùn, teniendo docentes capacitados en dichas herramientas, serìa poco fructìfero el resultado si no va acompañado con las cuestiones anteriores.
ResponderEliminarHay que cambiar la escuela... y las TICs (o netbooks, o lo que sea) son una muy buena excusa!
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