Lo banal, lo baladí, lo futil: la educación de nuestros hijos

En esta oportunidad les traigo una nota publicada hace casi un año en The New York Times. El autor Thomas Friedman es un periodista y escritor estadounidense, tres veces ganador del Premio Pulitzer (1983, 1988 y 2002). Actualmente es columnista de este periódico, en el que comenzó a trabajar como reportero en 1981. En este caso escribe sobre Educación unos días antes del tradicional discurso "State of the Union" y me pareció interesante traerlo ya que propone una mirada que por nuestras latitudes parece ser parte de la agenda de varios de los que trabajamos en temas educativos... Sin dudas polémico y para abrir un debate... Debate que en nuestro país parece estar vacante...
Acá el texto completo tal como se publico en el diario neoyorquino.

"Tarea para el hogar" de Obama

El Presidente Obama pronunciará su discurso del "State of the Union) el 28 de enero próximo, pero para mi, su secretario de Educación, Arne Duncan, ya lo ha dado en estos últimos días. Lamentablemente no hubo hasta el momento suficientes personas que lo hayan escuchado.
Así que en lugar de ir "a la pesca" de ideas inventadas para poner en su discurso -la lista habitual que gana aplausos pero ninguna acción- el presidente debería robar el discurso de Duncan y reclamarlo como propio. Un discurso, por cierto, para nada autocomplaciente. De hecho, fue un discurso que arrancó con una dura sentencia: "Estamos quedando atrás como país en la Educación, no sólo porque somos incapaces de reclutar a los mejores estudiantes universitarios para convertirse en maestros, o por la resistencia de los sindicatos de maestros a las necesarias reformas, también quedamos atrás debido a nuestra cultura: hoy en día hay un excesivo número de madres y padres y demasiados hijos que, sencillamente, no dan a la educación el valor que debería tener y tampoco se esfuerzan por conseguir sacar el máximo rendimiento, para sobresalir en ella".
¿Es este el factor clave que explica las desigualdades económicas y la pobreza persistente en Estados Unidos? No. Pero seguro que forma parte de la solución y es un tema que Obama desde su posición privilegiada, no ha conseguido mejorar en ningún aspecto.
Voy a llegar al discurso de Duncan en un momento, pero, si usted piensa que estoy exagerando
vale la pena leer la opinión de algunos profesores.
En una carta publicada recientemente en el Washington Post, una veterana profesora de artes plásticas de séptimo de Frederick, en el estado de Maryland, explicaba por qué no quería seguir enseñando. Después de quejarse de un "curriculum superficial, que anima a una mentalidad conformista" de los alumnos, escribía lo siguiente: "Decidí que si tenía que enseñar estas tonterías, al menos las enseñaría bien. Mantuve las expectativas bien arriba, estructuré las clases, hice un seguimiento personalizado de los alumnos, proporcioné actividades prácticas adicionales e intenté que la clase fuera divertida. Pronto me convertí en una de las profesoras preferidas de los estudiantes, mantenía una comunicación abierta con los padres y varios alumnos tenían un nivel de excelencia. Fue entonces que la directora del centro me llamó a su despacho. Me dio una lista con los nombres de una decena de estudiantes que siempre sacaban D o F (insuficientes). Teniendo en cuenta que yo daba clase a unos 120 alumnos, la ratio de "no aprobados" estaba dentro de los porcentajes habituales. Cada vez que ella decía un nombre, yo le enseñaba mi libreta de notas: no era que sacaran malas notas, sino que no entregaban los deberes; es decir, falta de responsabilidad. Le enseñé mis anotaciones, las cartas a los padres ... Pero la directora no dejaba de hacerme preguntas. La reunión se puede resumir en dos comentarios de la directora que nunca olvidaré y que son la definición perfecta de la educación pública hoy en día: "Los alumnos no pueden reprobar" y "Si sacan un insuficiente, es que no estás haciendo todo lo posible por ellos". ¿Qué no estoy haciendo? Supongo que lo que no estaba haciendo era darles las respuestas. No estaba yendo a cada casa cada noche para asegurarse de que hicieran su trabajo a tiempo. No estaba excusando su falta de disciplina. A los profesores se les pide mantener niveles imposibles, mientras que los estudiantes no se les hace responsables de nada en su propia educación".
En diciembre recibí, en la redacción, una carta prácticamente idéntica de un profesor de un Instituto de Oregon: "Hasta el año 1992, cada curso tenía, como mucho, un alumno que no hacía nada en clase. En una clase mala, tal vez llegaba a tener dos. Hoy tengo diez o quince. Los niños de hoy en día no son diferentes de los de antes. La diferencia es que antes, aunque no quisieran, hacían el trabajo. Hoy no. Esta es una conversación real que tuve con una alumna que sacaba muy malas notas y que me contaba, muy sincera: "Ya sé que eres un buen profesor pero parece que no te das cuenta de que, cada noche, tengo que pasar dos horas en Facebook contestando a la gente que me ha escrito, y recibo más de cuatro mil mensajes al móvil cada mes. ¿Cómo quieres que haga todos los deberes que nos propones?". 
Ahora, el lector, se puede hacer una idea de porqué el Secretario de Estado de Educación Arne Duncan hizo el discurso que hizo en la Education Summit for Parent Leaders (Cumbre Educativa para Padres Delegados) organizada por la National Assessment Governing Board (Junta Directiva de Asesoramiento Nacional), el día 13 de enero. 
Este es un extracto:
"En 2009, el presidente Obama se reunió con el presidente Lee de Corea del Sur y le preguntó cuál era el reto más grande del país asiático en materia educativa. Sin dudarlo, el presidente Lee le respondió: los padres surcoreanos son «demasiado exigentes». Incluso en las familias más pobres, los padres exigen una educación universal para sus hijos, y cada año el gobierno surcoreano se gasta millones de dólares para enseñar inglés a los estudiantes de primer curso, porque los padres no quieren esperar hasta segundo. Ojalá el mayor reto de la educación en Estados Unidos fuera éste: que los padres exigieran escuelas excelentes. Quiero hacerles una simple pregunta: ¿Un niño en Corea del Sur merece una educación mejor que su hijo o hija? Si la respuesta es que no... entonces está muy claro lo que tenemos que hacer. Porque ahora mismo, Corea del Sur (y varios países más) ofrece y también exige mucho más a sus estudiantes, mucho más de lo que se ofrece y se exige en muchas escuelas y distritos estadounidenses. Los estudios así lo demuestran: en la educación de nuestros hijos y en su oportunidad de tener éxito, así como en las inmensas diferencias de resultados que hay entre los estudiantes de diferentes procedencias. Si queremos resolver esta situación, tendremos que alzar nuestra voz y hacer que los otros padres se impliquen en la educación de sus hijos tanto como Ustedes. Padres y madres, tiene el poder de cambiar este conformismo educativo en casa. Tiene el poder para exigir más a sus líderes, y también a sus hijos".
Durante su discurso Duncan también citó el nuevo libro de Amanda Ripley, "The smartest kids in the world, and how they got that way" (Los chicos más inteligentes del planeta y como llegaron a serlo): "Como padres, el libro de Amanda nos señala a ustedes y a mí: no porque no estemos involucrados en las actividades de la escuela sino porque, a menudo, no nos implicamos en la forma que deberíamos hacerlo. Los padres y las madres asistimos contentos, cámara en mano, a los eventos deportivos de nuestros hijos, pero no nos presentamos a la escuela para protestar por una mala nota. Tal como explica Amanda: "Si queremos ayudar a nuestros hijos, como padres, tenemos que hacer mucho más. Debemos cambiar nuestras expectativas sobre el trabajo que tienen que hacer, hasta qué punto hay que esforzarse. Y tenemos que trabajar conjuntamente con los profesores y con las autoridades de las escuelas para exigir más a nuestros hijos ".

Aún sin estar del todo de acuerdo con todas las tesis, por ejemplo, que el modelo asiático sea un ejemplo ciento por ciento a seguir, podemos estar rotundamente de acuerdo con la propuesta sobre la responsabilidad familiar que se sostiene.
Las familias en Argentina (como en otras sociedades) no somos suficientemente conscientes de la potencia que poseemos en la educación de nuestros hijos. Ante la universalización de la educación y la igualdad de oportunidades, hay un punto donde se sustentan las diferencias en el crecimiento de nuestros hijos: el respaldo familiar. Este respaldo tiene que ser consistente, en casa como en la relación con la escuela. Por último falta, más allá del ámbito familiar, un trabajo consciente de un Estado que promueva, ayude y apuntale estas buenas prácticas familiares. Imagino programas y proyectos con decenas de actividades en las que el Estado utilice parte de sus recursos para elevar la conciencia social y de las familias en la carrera por mejorar el conocimiento de las nuevas generaciones. Acá también habría "Educación"... Con la meta puesta en sistemas educativos donde, "trabajo de las familias" incluido, estén puestos sólo al servicio de los que aprenden... No creo en el éxito de planes educativos donde esto no ocurra y pocos hablan de ésto...

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